EL TELÉFONO





















El teléfono,

Siento la mano cansada. Descuelgo el teléfono, lo vuelvo a colgar. Me acerco el auricular al oído y siento tu voz, tus palabras; y es tu voz convertida en hilo mágico, la que se enreda en mis neuronas, y hace que pierda toda perspectiva. Acaricio el teclado numérico, cada uno de los números me dice algo de ti. El uno me habla de tu generosidad; el dos me confirma tu perseverancia; el tres me cuenta algún secreto; el cuatro me cuestiona tu necesidad de orden; el cinco me recuerda tus proezas; el seis me murmura tus encargos; el siete me anuncia tus alegrías; el ocho me delega tus poderes; el nueve me envenena de ingenuidad, y el cero me susurra que esa no es tu voz. Cuelgo el teléfono, lo vuelvo a descolgar. Siento la mano cansada. Mi inseguridad y mi miedo queman la palma de la mano. Por fin me decido: cojo el teléfono. Marco números sin mirar y desde lejos me toca una voz. Y el sonido de palabras irreconocibles me cuelgan del hilo de una posibilidad infinita: te llamaré.

Badalona, 15 de junio de 2012