Escuchar,
He intentado no escucharme, acallarme, pero no ha sido posible, tengo presente su voz, a menudo resuenan sus palabras en mi cabeza, sus gestos, sus reflexiones; tras un cierto tiempo de distancia, de un alejamiento marcado por su ausencia, -cuando vuelvo a mirar hacia atrás no puedo dejar de rememorar aquellas vivencias, aquel tiempo de sabores y de imágenes-, tras muchos días transcurridos se hace presente todavía el orden del papel silencioso esperando sus apuntes, sus esquemas, sus palabras; la sonrisa lanzada cual proyector sobre nuestras pupilas, iluminando todos los espacios de la sala, la misma que hoy permanece opaca, cerrada; cuadros en blanco y negro en busca de color; cristales grises en los que no se exterioriza su contorno. Me escucho y al escucharme, continúo escuchando su voz, el bálsamo que sosiega la aflicción de un alma añorada.
Badalona, 4 de junio de 2012