Una clienta, ahir, al telèfon:
—He tenido que comprarle a mi hijo un disfraz de pastorcillo para el colegio...
—Pues me alegro...
—... y quiero que le reclames a mi ex la mitad de lo que me ha costado. Son catorce euros.
Quan arriba el Nadal la misèria és encara més contagiosa.
